miércoles, 25 de enero de 2012

Entrevista a Miguel Ruíz Hernández "El gitano del rock"

PARA COMPRENDER LA VIVENCIA DEL INSTANTE:
MIGUEL RUIZ HERNÁNDEZ “EL GITANO DEL ROCK”



Por: Zindy Rodríguez



A principios de los años noventa, cuando ingresé a la universidad, se abrieron para mí nuevos universos simbólicos poblados de ideas, personas, libros, manifestaciones artísticas y políticas, así como la vivencia del espacio público a través de los conciertos de rock. Una tarde al salir de clases descubrí a un grupo sui géneris llamado La Resistencia. Me sorprendió su fuerza en el no-escenario a ras de suelo en la explanada de la Rectoría de la UAM-I, por lo regular más quieta que la Zona del silencio. Me sorprendió también el talento del grupo para prender a la banda con calidad musical como con un decidido activismo. Pese a que estábamos al aire libre, al grito de “suena mi esqueleto”, el coro fue movimiento real e inolvidable.



Les perdí la pista por varios años, sin embargo, la banda rockera es un público conocedor por antonomasia y la mejor distribuidora de materiales poco complacientes que exigen una opinión honesta. Desde lo subterráneo fueron pocas las bandas que se jugaron el todo por el todo, la recompensa que obtuvieron fue permanecer en la memoria colectiva y con ello salir avante de la era anterior a Internet. Los sellos discográficos Resiste Records y Como le bu le fa Records, por ejemplo, consolidaron una alternativa musical, incluso desde la alternatividad, al impulsar la circulación de ritmos y letras que complejizaron el conglomerado que llamamos “rock mexicano” o “rock en español”.



Sé también que las agrupaciones musicales tienen etapas y, en el mejor de los casos, evolucionan. La Resistencia se disolvió, se escindió, se reconformó, algunos músicos se fueron, otros llegaron, nuevos nombres, nuevos temas. Miguel Ruiz Hernández, conocido también como el Gitano del Rock, tuvo a bien integrar una nueva banda: Chau El Esqueleto, haciendo alusión a la rola que, a fuerza de ser plagiada, agandallada, hizo historia.



Por otro lado, es evidente que nos encontramos en un momento histórico donde los fallidos sistemas mundiales ponen en peligro nuestra supervivencia como especie: las agresivas enfermedades degenerativas, sin cura, confrontan los sistemas de seguridad social como derecho público y las respuestas que se dan a la colectividad no son alentadoras, principalmente para grupos vulnerables de los que, desafortunadamente, el medio artístico en México forma parte.



Desde hace casi dos años, el Gitano enfermó de cáncer en el timo. Su enfermedad antes que derrotarlo lo ha redefinido en su propio camino como artista.

La siguiente entrevista fue realizada el viernes 6 de enero de 2012.



SUEÑO: EL MAÑANA

Z: Gitano, ¿cómo te sientes en el siglo XXI?

G: Contento porque pensé que no iba a amanecer a este siglo, a lo mejor yo era parte de la profecía maya, de ese final… pero no, estoy contento porque amanezco todos los días con mi pueblo, con mi gente, con las personas que quiero y los que me quieren y eso es lindo.

Z: Sin duda es suficiente… pero ¿cómo ves el futuro de México?

G: Pues es un futuro lleno de esperanzas, en México hay mucha gente valiosa, en todos los sentidos, en todas las profesiones, hay mucha gente importante que creo que va a ser la diferencia.

Z: Si no hubiera sido este siglo, ¿en cuál te hubiera gustado vivir?

G: Me gusta éste, pero si se trata de pensar en algún otro será en el que venga…

Z: Ah, chido… Te gusta este rocanrol

G: Sí, me gusta el futuro.



CIUDAD: TENOCHTITLAN

G: A propósito del día de reyes, ayer acompañé a una amiga que me comentó. “A mí solo me traían de esas muñecas pelonas, esas barbies que no tenían pelo, de las más baratas” y me preguntó: “Miguel, ¿tu de qué te acuerdas?”, y le dije, “yo me acuerdo una vez que me trajeron un carrito de lámina”… Yo no tenía juguetes, no porque mis papás fueran mala onda sino porque vivíamos en provincia, donde no había tiendas y había que inventar… con una vara hacía un volante, con otra una palanca y ya tenía mi carro; con las cosas cotidianas hacía mis juguetes porque lo que importaba era el juego, ahí está la parte valiosa, la creativa, la parte de la fantasía que mira con los ojos del futuro.

Z: ¿Cuánto tiempo viviste en el campo?

G: Hasta los doce años

Z: Entonces, ¿se dio un proceso de migración?

G: A la ciudad de Pachuca y después a México

Z: ¿Cómo se da ésta adaptación y cómo fue esta adquisición del “ser de ciudad” que hasta cierto punto hemos visto en tu trabajo?

G: Es violento… para un niño de provincia que tiene otros valores, que ve la vida de una forma distinta y de pronto se encuentra con gente que quiere darte la vuelta, te vas haciendo como desconfiado, incluso hasta peor que ellos…

Z: Tú llegas a la ciudad a crecer como adolescente…

G: Como adolescente y a darme cuenta que la ciudad es violenta, un lugar donde no existe la solidaridad

Z: Pero ¿no te tocó experimentar entonces esta dimensión de solidaridad barrial o cómo interpretas entonces esa dimensión del barrio que surge, por ejemplo, en los años ochenta en ciudad Neza?

G: De alguna manera sí, pero es la necesidad la que lleva a la gente a darte la vuelta, con el tiempo entiendes que además de ser una cuestión de valores personales es la necesidad económica la que te lleva a actuar así, si ves algo mal puesto, presta… sin embargo, también comprendes que eso no lo es todo, porque también había en ciudad Nezahualcóyotl, donde yo llegué, muchas cosas bonitas y mucha gente que sí tenía esa otra parte positiva.


ESCENARIO: LA VIDA MISMA

Z: ¿Tu iniciación musical se da desde antes de la migración?

G: A mi me fascinó la música cuando era niño… una vez mi mamá me llevó a una fiesta, estaba tocando un grupo y eso me cambió la vida… cuando me di cuenta ya estaba con el grupo tocando el güiro, y cuando llegué a mi casa puse todos los trastes de mi mamá en el piso, ponía un disco y tocaba o sino dibujaba los instrumentos en cartón, recortaba la guitarra, ponía un disco de los Teen Tops y decía que era yo el que estaba tocando, me alucinaba… empecé a tocar la guitarra muy niño como a los ocho años,

Z: ¿De ahí tu identificación con la guitarra?

G: Totalmente. En esa época la guitarra, con el paso de los años la identificación se da con varios instrumentos. Me compré una guitarra eléctrica, en pagos, nueva y un ampli nuevo, entonces empecé a tocar con un primo, pero él tocaba más que yo… él tenía un bajo feo pero como yo tocaba mal, me decía: “toca el bajo y préstame tu guitarra”, y pasado el tiempo fui el bajista, y él el guitarrista… yo con su bajo feo y él con mi guitarra nueva… ya después me compré un bajo…no pude soportar tanta fechoría, tanta agresión…(risas) y me volví bajista por las necesidades del grupo, quería tocar lo que fuera, quería ser parte de, sentir esa emoción… con los años me metí a la escuela y aprendí la técnica, después me puse a estudiar la batería desde cero y también me convertí en baterista…

Z: ¿En qué momento sientes que ya estás haciendo música de manera integrada dentro de una agrupación?

G: A los 16 años cuando ya nos pagaban por tocar, en esa época era música versátil y luego me junté con una mujer… muy joven, y había que pagar los pañales, la leche…

Z: Ya eras papá entonces…

G: Sí, tengo tres hijos. En ese entonces me iba a trabajar a los bares, a los congales en Neza, así nació una profesión porque me permitía tener una solvencia

Z: ¿La música que tocabas en ese momento son covers o ya hay una necesidad de música original?

G: Eran covers aunque ya tenía mis canciones. En el grupo había canciones mías, cumbias (risas), porque componíamos cumbias y rancheras y las tocábamos pero no con la determinación o la esperanza de nada…

Z: En esta búsqueda de la música propia, ¿hay algo de identificación con lo “popular”? Hace rato mencionabas que tocas para “tu gente”, ¿cómo entiendes esto?

G: Pues es el barrio, el ama de casa, el obrero, el pueblo del que eres parte…

Z: ¿Y hay alguna diferencia entre tu entendimiento de lo popular en la calle y lo que se vive en el escenario?

G: Claro, en el escenario hay mucha pose, de parte de todos, me incluyo, en cambio en la calle eres uno más, por eso tocar en el festival Cervantino, en las plazas donde la gente se pone al lado de ti y nunca te roba nada, así sea masivo el público o esté atascado, nunca se lleva nada… en cambio el escenario te pone una barrera, una barda, luces, donde eres el chido…pero pocas veces alguien te cuida.


TRES LÍNEAS PARA LA TRANSFORMACIÓN

Z: Supongo que también hay una fascinación por el escenario, ¿en algún momento te has llegado a sentir “estrella de rock”?

G: No, nunca

Z: ¿Qué piensas del concepto rockstar?

G: Me da pena… (risas) yo siempre cargo mi guitarra y no me desagrada, me gusta conectarla, me gusta ser parte del equipo técnico, me fascina ensuciarme las manos, y cuando veo a los demás en esa actitud fashion, tan irreal, tan banal, me da pena ajena, pero quién soy yo para juzgar…

Z: Sin embargo cuando uno ve tus videos en You tube o cuando puede estudiar un poco lo que ha sido la historia de los grupos donde has participado, hay esta suerte de búsqueda, no exactamente de ser un rockstar, pero sí de ser reconocidos o de representar las voces de otros…

G: Mira, al separarnos de los músicos que son ahora las Víctimas del Dr. Cerebro entendimos el cómo se van decidiendo los caminos, las maneras de hacer las cosas. Evidentemente en esa época poco entiendes dónde estás, yo no entendía dónde estaba y no entendía por qué ellos se habían ido si es bien divertido tocar con la banda, si es algo que te permite crecer como persona, evolucionar… el punto es cuál es la diferencia y en aquella época, con Tonatiuh (García Ayala), con Ricardo (Salgado), con Víctor (Pizano), así como todos aquellos que participaban del sueño, establecimos tres líneas para comprender las manifestaciones del rock. Primero estaban los “televisos” que son todos los grupos que produce el sistema y hablábamos de grupos como Maná, Café Tacuba, Los Caifanes, etc., todos los que son parte de un consorcio, no estoy diciendo que sean malos, sino que tienen otros apoyos; por otro lado estaban los de la banda El Haragán, El Tex Tex, que formaron un camino también para tocar y hacer música para un sector que es la banda.

Z: Y en algún momento, ¿el canto de las sirenas, las zanahorias doradas, llamaron a su puerta? Es muy atractivo pensarlo…

G: No se podía. Porque éramos muy subversivos, llegabas a una plaza a mentar madres, ningún medio quería pasar esas cosas de manera abierta, creo que hoy es diferente…

Z: Hoy se ha vuelto legítimo el mentar la madre…

G:Pero en aquella época ni imaginarlo, era la censura… regresando a las tres líneas, en la tercera posición no había nadie, aquí es donde estábamos nosotros y consistía en tocar en las calles, tomar las plazas, ser autogestivos, defender una posición, si había una huelga o una marcha con la banda que estaba dando la guerra y no tenían apoyo, íbamos, tomábamos una plaza y tomábamos su bandera, no por crecer de manera egoísta, sino porque pensábamos que estaban haciendo algo digno y de esa manera ayudábamos a difundir las causas… nadie nos contrataba, nadie nos invitaba, pero llegábamos, tomábamos una plaza y nos poníamos a tocar ahí mismo, pasábamos el bote y vendíamos ahí mismo nuestros discos, fue una alternativa que con los años se ha convertido en una forma de supervivencia para otros músicos, otro camino para hacer las cosas en este país.

Z: Ustedes estaban generando sus propios materiales, ¿cómo fuiste aprendiendo todo lo que compete a un estudio de grabación? De algún modo lo fuiste haciendo sobre la marcha…

G: Sí, por pura necesidad, al no tener quien nos grabara pues dices “lo hago yo”… y lo haces medio gacho, medio mal… pero lo hacíamos pues… si no había quien nos produjera pues nos producíamos nosotros, si no había quien nos diseñara una portada, la diseñábamos nosotros… hasta por ahí hicimos un videoclip, el primero… nos tardamos pero lo hicimos… “El ombligo”, por ejemplo, con la Resistencia…

Z: Hubo instituciones con las que trabajaron de la mano, supongo que fue un poco complejo mantener relaciones sanas y distantes para no perder la alternatividad o la autogestión…

G: Nosotros siempre fuimos honestos en lo que hacíamos y lo dábamos todo, tal vez esto permitió que algunos hicieran buen o mal uso de nuestra solidaridad, no sé… o si sé, pero prefiero no decirlo, nosotros siempre fuimos auténticos, o sea, no teníamos bronca en poner todo pa’ todos y si en ese momento alguien le dio una utilización errónea fue su responsabilidad y no la nuestra; todavía hoy, en este momento complicado, me siento contento, me siento satisfecho de haber hecho las cosas como las hice, y también siento mucho orgullo por la gente que nos acompañamos en ese momento, porque cada quien tenía su autonomía y era la decisión de cada quien comprometerse como guerreros de la misma espada…

AMIGOS: UN CHINGOOO

Z: De pronto tus proyectos han llegado a tener una resonancia mucho más marcada en el extranjero que en México, ¿cómo ha sido esa relación con el exterior, las giras, que podemos verlas de una manera muy superflua pero en realidad el salir como grupo y tener contacto con otras comunidades, cómo ha sido, qué tan enriquecedor es para ti?

G: Hay mucha gente que comparte de una forma real y auténtica su tiempo, sus cosas, su talento, su música, sus bienes materiales, su tiempo y esa es la parte que a mí me fascina compartir. Hace algunos meses fuimos invitados a Colombia a un reconocimiento a nuestro trabajo y a mí me conmovió mucho el darme cuenta que tienen conocimiento de la música que hacemos y me regalaron flores… me decían que esas flores son lo que yo había sembrado… Hablo de mi, pero no soy yo nada más… yo representé a mis compañeros, eso es lo que habíamos sembrado aunque yo desde hace un buen tiempo estoy solo…

Z: ¿Independiente?

G: No, con muy poca actividad, no como antes… por eso estas muestras de cariño me llenan de alegría, saber que hemos hecho algo que ha trascendido, no desde el egocentrismo, es darte cuenta de que tus ideas siguen sembrando otras semillas en Latinoamérica, en Venezuela, Cuba…

Z: Los grupos con los que se trazó esta trayectoria son…

G: En un primer momento está una agrupación llamada Génesis, música versátil, después Factotum, Tec Nopal, La Resistencia de México, Chau el Esqueleto, y un trabajo personal como “el Gitano del Rock”.


IDEAL. ENAMORARME TODOS LOS DÍAS DE ALGO

Z: ¿Cómo surge el “Gitano”?

G: Siempre estuve rodeado de una banda pesada que a la primera de cambio te pone apodos, entonces, yo me autonombré “gitano” antes de que otros me bautizaran, lo fui imponiendo… en ese momento viajábamos mucho, esa alma de viajar, de conocer, del constante movimiento fue lo que me inspiró para esta parte… Les decía “anuncia Gitano sino no toco…” hacía berrinche… después se va creando un personaje, el que empezó a nacer a partir que la imagen del Ché Guevara porque es una referencia más fuerte, me involucraba más con causas sociales, aprendía porque yo quería aprender… esto fue creciendo y en todos los proyectos en los que me involucraba también contagiaba a los demás… me acuerdo que le decía a Ricardo (Salgado): “para que los demás le entren vamos a cargar el (amplificador) más grande entre tu y yo…”, y sí daba resultado, se involucraban los demás y luego la gente, el público, y eso de manera práctica resolvía nuestra bronca…


TRASCENDENCIA: LA AYUDA Y LA SOLIDARIDAD DE TODOS

Z: Todos tenemos algo de peregrinos, ¿no? Cuando entiendes que estamos de paso es cuando la vida cotidiana, la vivencia del instante, se vuelve más rica… creo que eso ha sido muy notorio en los últimos dos años, a partir de tu enfermedad, que es algo de lo que quisiera nos hablaras, mi pregunta va desde la sensibilidad y el respeto…

G: Yo me siento afortunado de tener cáncer y a lo mejor alguien dice “quihuboles Gitano, cómo que afortunado”… Aunque primero te preguntas enojado ¿por qué a mi?, encuentras luego una respuesta: es que yo soy el más fuerte, soy el que puede resistir más… y por eso me toca ser feliz de esta manera; también descubrí en mi una sensibilidad que no sabía que tenía, un amor por la vida y por la gente… lo que descubrí es la solidaridad de tanta gente, esa parte que no sabía que existía. Al principio de mi enfermedad, la oculté…no le dices a nadie porque no lo crees o te dan ganas de que nadie sepa… Ahora me estoy atendiendo en cancerología y cuando llegué me dijeron necesitas equis cantidad y no la tenía… entonces me aventé así un tiempo, sin tratamiento ni nada, porque aunque quieras no hay… Después cuando se enteró mi hermano Eleazar (Ruiz Hernández), lo hace público aunque yo me opuse… con el tiempo le doy las gracias porque gracias al apoyo público entendí que al compartir la enfermedad, ésta se hace más fácil… pude darme de que no estoy solo, hay bastante gente con una calidad humana a prueba de muchas cosas. He aprendido bastante a no angustiarme, a aceptar las cosas que no puedo cambiar, a tener el valor de cambiar las que sí puedo, y a diferenciar todo esto y finalmente encontré paz… una tranquilidad en la que no siento angustia por lo que va pasar mañana, yo vivo con tranquilidad y me siento orgulloso del pueblo, de la gente que me apoya, de mis amigos… efectivamente, el tiempo ya no importa, lo que importa es que todos podamos encontrarnos en esta dimensión o en otra, nos encontramos en cada acto donde hay solidaridad…porque la lucha que se pierde es la que se abandona… y el Gitano sigue presente en los grandes eventos… Hasta la victoria siempre!